Los novios tenían claro que querían una boda blanca, con mantelería, flores y detalles blancos.
La boda se celebró en la majestuosa sala de un castillo con mesas redondas de distintos tamaños: 1’6m., 1’80m. y 2m., para repartir mejor los distintos grupos de invitados. No temáis a la mezcla de distintas mesas, las tendencias actuales lo aceptan, lo que realmente importa es reunir a todos familia y amigos.
La boda se celebró en la majestuosa sala de un castillo con mesas redondas de distintos tamaños: 1’6m., 1’80m. y 2m., para repartir mejor los distintos grupos de invitados. No temáis a la mezcla de distintas mesas, las tendencias actuales lo aceptan, lo que realmente importa es reunir a todos familia y amigos.
Escogieron platos de ala ancha y copas altas lisas, todo en perfecta armonía con el blanco.
Montamos los centros con paniculada y peceras de cristal y sirvieron también para numerar las mesas.
Los niños también tenían su espacio, hasta los más pequeños en sillas altas al lado de sus padres.
En la zona exterior acertamos con un chillout con sofás de palet y mesitas de terraza combinados.